Desde otra mirada
Hoy vamos a dedicar un espacio a aquellos pequeños valientes, que por circunstancias de la vida, se enfrentan a un duro golpe como es el cáncer infantil. ¿Qué es el cáncer y por qué se produce? Habría que entender el proceso de nuestro cuerpo, y la miles de interacciones que tiene con su entorno. Para entenderlo a grandes rasgos:
Las células de nuestro cuerpo en estado normal se multiplican, renovando a las que mueren, cuando estas se dañan o el cuerpo no las necesita. El problema viene, cuando el material genético de la célula cambia, provocando que las células crezcan sin control.
Son muchas las familias a lo largo del año que ven su vida alterada por esta enfermedad. Es un cambio radical y de adaptación a lo nuevo, a veces un poco complicado, por que los tratamientos se han de hacer lejos de la ciudad o pueblo de residencia. El impacto que provoca en las familias es profundo. De ahí surge la necesidad por ambos bandos, tanto al niño/a enfermo como a las familias que lo acompañan ofrecerles la mejor ayuda posible, para que ese trance sea más fácil.
El soporte a las familias es indispensable. Siguiendo unas pautas correctas y la ayuda de profesionales, y la priorización de las necesidades y de quien puede ayudar.
La ayuda durante las etapas del tratamiento: desde el inicio del diagnóstico, hospitalización o domiciliaria. Son ejes que han de ser cubiertos.
Este artículo puede daros una visión más amplia de como se siente la familia ante un diagnóstico de este tipo. Haz clic aquí.
Cuando conoces a los pequeños valientes
Es inevitable no emocionarse, cuando los conoces de primera mano. Vives solapado a sus vidas, haciéndolas tuyas, e integrando en tu sonrisa parte de ese dolor inevitable de la vida que les ha tocado vivir.
Es encomiable, la forma en la que ellos lo viven... con una energía derrochadora... unas ganas de vivir impresionantes... un tesón, en el que el mundo late aun pariendo haberse detenido. No hay nada que se detenga, solo el deseo que esa enfermedad retroceda, cambie de nuevo el curso de sus historias justo antes de aparecer.
No hay mirada más penetrante que la de aquel niño que te mira con una sonrisa, con su rostro de tristeza. Que te busca como soplo de aire fresco, como matiz de un cuadro imperfecto, como mota de polvo en la inmensidad, cogiéndote de la mano para que le acompañes en ese curso de su vida.
Es indiscutible que las lágrimas se funden en una, y el mundo se oscurece, la jovialidad a veces nublada no deja paso a nada más que un camino lleno de obstáculos. Pero, hay que luchar y vivir... luchar por la vida... luchar por ellos.
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