El abandono de las mascotas, un maltrato imperdonable
(Fuente: StockSnap / Pixabay)
La fotografía que encabeza el artículo, creada por StockSnap, nos evoca una gran ternura. Transmite valores y fuerza, enseñándonos lo que las mascotas aportan a los humanos. Pero, ¿hasta qué punto muchos humanos las consideran como lo que son?.
Por encima de la palabra mascota, está la de ser vivo. La afinidad de los perros y gatos con el hombre, viene o se remonta a muchos siglos atrás. En los que la alianza entre ellos fue vital. En el antiguo Egipto la única forma de detener las plagas de ratones en los campos de cultivo fue tener gatos. En el caso de los perros, cuando la domesticación de otros seres vivos fue en alza, como gallinas, ovejas, … el hombre necesitó de perros que cuidaran de sus rebaños.
Esa alianza y vivencia se ha prolongado en el tiempo. Pero en el ahora, esa necesidad por la cual surgieron, ha cesado. Hay otros motivos por los cuales los perros y los gatos, el tipo de mascotas más abundante, se hace por otras necesidades.
Muchas veces es por compañía. Y otras tantas por puro placer. Pero el placer no debe dirigirse a abandono.
Reflexión: Las mascotas, un compromiso de por vida
En un mundo donde la soledad y el estrés se han convertido en compañeros de muchos, las mascotas desempeñan un papel fundamental. Son más que simples animales; son seres vivos que nos brindan amor, lealtad y compañía. Sin embargo, cada año, miles de perros y gatos son abandonados, víctimas de la irresponsabilidad humana. ¿Qué nos dice esto como sociedad?
Adoptar una mascota es mucho más que un capricho o un momento de diversión. Es asumir una responsabilidad de por vida. Estos animales confían plenamente en nosotros, dependen de nuestros cuidados y, a cambio, nos ofrecen un vínculo que trasciende las palabras. Abandonarlos es traicionar esa confianza, es dejar desprotegido a un ser que no tiene otra opción que enfrentarse a la incertidumbre y al peligro.
Los motivos para el abandono suelen estar ligados a la falta de conciencia: las vacaciones, un cambio de vivienda o incluso problemas económicos. Sin embargo, estas razones no justifican un acto que puede llevar al sufrimiento y la muerte de un ser vivo. Existen soluciones, desde buscar refugios temporales hasta pedir ayuda a asociaciones protectoras de animales, pero lo que no debería ser una opción es el abandono.
La sociedad debe reflexionar sobre el respeto hacia los animales. Las mascotas no son juguetes que se descartan cuando pierden su novedad. Adoptar es un acto de amor, pero también de compromiso. La educación desde temprana edad sobre la importancia de este vínculo puede ser clave para prevenir el abandono.
Ellos nos dan todo sin pedir nada a cambio. Es nuestra responsabilidad corresponderles con cariño, cuidados y, sobre todo, con la certeza de que nunca les fallaremos. Porque al final, cuidar de nuestras mascotas es cuidar también de nuestra humanidad.
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